17 pinturas de Van Gogh que debes conocer además de la Noche estrellada

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Vincent van Gogh (1853-1890) es un pintor neerlandés que, adjuntado con Gauguin, Cézanne y Matisse, se considera una figura primordial del postimpresionismo. Adelantado a su tiempo, a lo largo de su historia jamás conoció el triunfo artístico.

Tras su muerte, una exposición retrospectiva en 1890 lo puso en la mirada del público. Desde ese momento, se convirtió en uno de los artistas más predominantes del arte contemporáneo.

Conozcamos algunas de sus proyectos más destacables y descubramos además la evolución de su trazo artístico.

Los comedores de patatas, 1885

Los comedores de patatas
Los comedores de patatas. 1885. Óleo sobre lienzo. 82 × 114 cm. Museo Van Gogh, Ámsterdam.

Familiarizados como nos encontramos a los reconocidos cuadros coloridos de Van Gogh, Los comedores de patatas nos llama la atención. Con una paleta terrosa y barroca, Van Gogh representa la escena de una familia de campesinos distribuyendo en la cena las papas que ellos mismos han cultivado. Hizo lo que no hicieron los artistas previos: ha “desmaquillado” a los individuos, los mostró en su rudeza y en su distingue.

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Con esto le dijo que no a la mirada burguesa que se compone en el pintoresquismo para no hacerse cargo de la brecha popular. Este cuadro se ajusta a la primera etapa del pintor, que algunos llaman etapa negra, que sucedió a lo largo de su estancia en Nuenen.

Calavera con cigarrillo encendido, 1885-1886

Calavera con cigarrillo encendido
Calavera con un cigarrillo encendido. Óleo sobre lienzo. 1885-1886. 32 cm × 24.5 cm. Museo Van Gogh, Ámsterdam.

Una clave de humor se oculta en este lienzo dentro de una atmósfera oscura y terrosa, con una paleta similar al primer lienzo de esta lista. Un esqueleto transporta entre sus dientes un cigarrillo encendido en aire burlón. Las formas son logradas a través de pinceladas gruesas y burdas que dan carácter expresivo a la representación.

Japonaiserie: Puente bajo la lluvia (después de Hiroshige), 1887

Japonaiserie Puente bajo la lluvia
Izquierda: Hiroshige: El puente Ohashi en Atake bajo una lluvia inmediata. Grabado. Derecha: Van Gogh: Japonaiserie: Puente bajo la lluvia. 1887. 73 × 54 cm. Rijksmuseum, Fundación Van Gogh, Ámsterdam.

El arte japonés ejerció enorme predominación en los movimientos artísticos finiseculares del XIX, tanto por eso, en 1872, Jules Claretie acuñó el vocablo japonismo en su libro L'Art Francais para detectar esta inclinación transformada en una verdadera fuente de imaginación.

Vincent van Gogh se ocupó a estudiar, copiar y versionar las proyectos más emblemáticas del arte nipón, al que consideraba provisto simultáneamente de facilidad compositiva y aptitud expresiva. Admirador de Utagawa Hiroshige, Van Gogh desarrolló esta edición de El puente Ohashi en Atake bajo una lluvia inmediata.

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El dormitorio, 1888-1889

El dormitorio
El dormitorio en Arles. Izquierda: edición principal, 1888, óleo sobre lienzo, 72 cm × 90 cm, Museo Van Gogh, Ámsterdam. Centro: segunda versión, 1889, óleo sobre lienzo, 72 x 90 cm, Art Institute de Chicago. Derecha: Tercera versión, 1889, óleo sobre lienzo, 57,5 x 74 cm, Museo de Orsay, París.

En la obra El dormitorio Van Gogh empieza a exhibir el estilo por el cual lo conocemos mejor. Dejando atrás la etapa pictórica vivida en Nuenen e instalado en Arlés, el pintor empieza a volver a pensar el color desde un enfoque simbólico. Desgraciadamente, a lo largo de una inundación el cuadro original sufrió algunos perjuicios, lo que impulsó al pintor a hacer la segunda versión. Después haría otra más chiquita para su madre y su hermana Wilhemina.

Según sus propias expresiones expresadas en una carta a su hermano Theo, Van Gogh pretendía expresar en su cuadro la calma y el reposo propios de una cuarto austera. Combina la noción de la visión occidental con la sepa de volumen en los elementos del arte japonés.

El sembrador, 1888

El sembrador, 1888, óleo sobre lienzo, 32.5 cm x 40.3 cm, Museo Van Gogh, Ámsterdam.

El tema del sembrador es recurrente en la obra de Van Gogh, acaso por su sensibilidad frente la vida campesina, acaso por su sensibilidad cristiana (recuerda a la parábola del sembrador). Aunque no nos queda clara su intención, la verdad es que en este cuadro Van Gogh regresa a inspirarse, por un lado, en el pintor francés Millet; por el otro, en el arte japonés, fundamentalmente en lo que toca a la vegetación.

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Dentro del lienzo recalca el régimen del disco del sol, en el que las pinceladas se muestran concéntricas, trazo exclusivo del pintor. Van Gogh pinta la escena de memoria bajo la razón recibida por su entonces amigo, Gauguin.

El viñedo rojo, 1888

El viñedo rojo, 1888, óleo sobre lienzo, 75 cm x 93 cm, Museo Pushkin, Rusia.

Van Gogh representa con enorme realismo la escena de una vendimia. Su trazo es abultado y se deja al descubierto. Las figuras humanas son resaltadas con contornos oportunamente delimitados. La nerviosidad del trazo le ofrece textura a los campos, que yacen bajo una luz otoñal de color rojo. El sol, de nuevo, reitera las pinceladas concéntricas.

Este fue el exclusivo cuadro vendido por Van Gogh en vida, que no fuera a su hermano Theo. Fue conseguido por Anne Boch, la hermana de Eugène Boch.

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Retrato El cartero Joseph Roulin, 1888

El cartero Joseph Roulin, 1888 , óleo sobre lienzo, 81.3 cm x 65.4 cm, Museo de Bellas Artes, Boston.

El cartero Joseph Roulin conversaba recurrentemente con Van Gogh, quien intercambiaba correo de manera asidua con su hermano Theo y Emile Bernard. El cuadro luce por la utilización de la técnica popular como cloisonismo, donde colores planos, como el azul del traje del cartero, se cierran con contornos delimitados y evidentes.

Diferente suerte corre la cara y, en especial, la barba, que fué resuelta a través de pequeñas pinceladas que crean un efecto boscoso. El resultado de piernas y manos al nivel de dibujo resulta precisamente raro.

Terraza del café en la noche, 1888

Terraza del café en la noche (place do forum), Arles, 1888, óleo sobre lienzo, 81 cm × 65.5 cm Museo Kröller-Müller, Otterlo Países Bajos.

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Van Gogh crea una atmósfera contrastante con dos ambientes: el amarillo y luminoso café, y la noche expectante que se abre al fondo de la calle. De esta forma, el amarillo y el azul dominan la escena como complementos impecables. En el cielo, las estrellas como lámparas artificiales comunican lo que va a llegar a ser el estilo encontrado en La noche estrellada. El empedrado lo consigue con líneas curvas que asemejan escamas. En el medio de la penumbra, este café vibrante y difuso reclama una cuota de alegría.

Girasoles, 1888-1889

1. Jarrón con 12 girasoles. Arlés, enero de 1889. 92 x 72,5 cm. Museo de Arte de Filadelfia. / 2. Jarrón con 12 girasoles. Arlés, agosto de 1888. 91 x 72 cm. Neue Pinakothek, Múnich. / 3. Jarrón con catorce girasoles. Arlés, agosto de 1888. 93 x 73 cm. National Gallery, Londres. / 4. Jarrón con tres girasoles. Arlés, agosto de 1888. 73 x 58 cm, Recopilación privada, USA. / 5. Jarrón con cinco girasoles. Arlés, agosto de 1888. 98 x 69 cm. Destruido en la II Guerra Mundial. / 6. Jarrón con catorce girasoles. Arlés, enero de 1889. 95 x 73 cm. Museo van Gogh, Ámsterdam. / 7. Jarrón con catorce girasoles. Arlés, enero de 1889. 100,5 x 76,5 cm. Sompo Japan Museum of Art, Tokio.
Todos los cuadros fueron pintados en óleo sobre lienzo.

Los girasoles fueron un fundamento muy creado en la pintura de Vincent van Gogh. Logró muchas ediciones. En todas ellas, Van Gogh consigue comunicar una enorme fuerza expresiva a través de elementos como el color vibrante, el trazo nervioso, el caos de los pétalos y la utilización de la luz. Va a hacer grupos con tres, con cinco, con 12 y hasta con quince flores.

La noche estrellada, 1889

La noche estrellada, 1889, 74 cm x 92 cm, Museo de Arte Moderno, Nueva York.

Este es, sin lugar a dudas, el cuadro más emblemático del creador. El cielo de aquella noche estrellada se fija en la memoria de quien lo ve. Es una fantasía radiante, una situación móvil, distorsionada, dinámica, que más que flotar, se ve seguir en líneas ondulantes sobre la verticalidad y geometría constructiva que habita la localidad.

La verticalidad es subrayada además por un ciprés, pero este, elemento natural, emerge de la base como una llama vegetal que busca arder en ese fuego celeste. Al costado del firmamento encendido, la verdad construida por el hombre luce diminuta. El cuadro fue pintado a lo largo de su estancia en el sanatorio de Saint-Rémy-de-Provence.

Vea además el exámen del Cuadro La noche estrellada de Vincent van Gogh.

Lirios, 1889

Lirios, 1889, óleo sobre lienzo, 71 cm × 93 cm, Museo J. Paul Getty, Los Angeles, California.

En este cuadro, que Van Gogh pintó a lo largo de su reclusión facultativa en el sanatorio, el pintor representa los lirios del jardín en primer chato, dando uso a la técnica del cloisonismo, por lo menos en el chato primordial. Mientras el foco se aleja, el pintor opta por una más grande indefinición de las formas, jugando con la psicología de la percepción del color.

La piedad, 1889

Izquierda: Eugene Delacroix: Piedad, ficha técnica desconocida. Derecha: Vincent van Gogh: Piedad, 7 de septiembre de 1889, óleo sobre tela, 73 × 60 cm, Museo Van Gogh, Ámsterdam.

Van Gogh ejecuta una edición propia del cuadro La piedad de Eugene Delacroix desde una litografía impresa en diagonal opuesta al óleo original.

De ahí que la edición de Van Gogh tenga otra orientación. La coloración va a ser además llevada a cabo desde su propia creatividad, debido a que la litografía de referencia era en blanco y negro. ¿Pero por qué asistir a este tema?

Algunos suponen que el artista holandés rivalizaba por entonces con Gauguin y Bernard, volcados en este momento a las situaciones místicas, a quienes acusaba de no poner “nada de verdad” en sus trabajos. Pero la religiosidad además es un tema que se encuentra en los pensamientos de Van Gogh. En ella, intermitentemente, el artista encuentra algún consuelo.

Van Gogh acudía con continuidad a las litografías que su hermano Theo le enviaba. En una ocasión, le redacta a su hermano:

Esta más reciente vez, a lo largo de mi patología, me ocurrió un desafortunado incidente; la litografía de la Pietá de Delacroix y algunas otras hojas, se cayeron sobre aceite y pintura y se deterioraron. Me afligí, pero después me ocupé en pintarla, y ya la vas a ver algún día. Hice una copia de tamaño 5 ó 6, y pienso que tiene sentimiento.

Almendro florido, 1890

Almendro florido, Saint-Rémy de Provencia, febrero de 1890, óleo sobre lienzo, 73.3 cm x 92.4 cm, Museo Van Gogh, Ámsterdam.

En esta obra, Van Gogh deja ver, de nuevo, los ecos de la predominación de Japón presentes en el trazo de las flores, que contrastan con el cloisonismo de las ramas delineadas. Este fue destinado a su sobrino nacido hace poco, a quien pusieron el nombre de Vincent Willem en homenaje al pintor.

La iglesia de Auvers-sur-Oise, 1890

La iglesia de Auvers-sur-Oise, 1890, óleo sobre lienzo, 94 cm × 74 cm, Museo d'Orsay, París.

Agotado de Arlés, sus últimos meses los pasó Vincent van Gogh en Auvers-sur-Oise. Va a ser ese el ámbito de inspiración de este nuevo cuadro. De nuevo, aparece un azul profundo y enigmático coronando la estructura en el cielo.

El tema primordial va a ser la catedral que, más allá de su volumetría vertical, rompe la rigidez de la línea a través de un trazo nervioso, haciéndola mostrar deformada, onírica. En la base, dos caminos se abren formando una clase de “v” que circunda la catedral. En el vano que se forma, yace la sombra del edificio sagrado.

Una mujer recorre el sendero de la izquierda. Ella le proporciona vida y sentido a un paisaje tan hermoso como perturbador. Su técnica mezclará el puntillismo impresionista con el cloisonismo de Gauguin y Bernard.

Vea además Impresionismo: propiedades, proyectos y autores más representativos.

Retrato El doctor Paul Gachet, 1890

Retrato El doctor Paul Gachet, 1890, óleo sobre lienzo, 67 x 56 cm, Museo d'Orsay, París.

Van Gogh fue atendido por el doctor Paul Gachet, quien además era apasionado del arte y aprendiz de pintor. Gachet admitió posar para Van Gogh, quien logró de él dos retratos. El primero de ellos es el que mostramos aquí.

El artista lo representa con un traje azul y boina blanca, con la cara apoyado sobre la mano y el codo hincado sobre la mesa. Un aire pensativo y melancólico ocupa la cara. Sobre el mantel, se ven dos libros y un ramillete de planta digital, un tipo de planta de empleo curativo. Estos elementos completan los atributos del doctor, como si de un santo se tratase.

La técnica acude a la superposición de colores unos sobre otros, trazos separados, manchones, sombras logradas con tonos verdosos, trazos concéntricos cerca de la cabeza del doctor, todo ello para crear una atmósfera nerviosa y viva, donde se destaca el azul en contraste con la paleta de amarillos.

Trigal con cuervos, 1890

Trigal con cuervos, 1890, óleo sobre lienzo, ‎50.2 cm × 103 cm, Museo Van Gogh, Ámsterdam.

Este es el último lienzo que pintó Vincent van Gogh. El pintor representa un campo de trigo bajo un cielo alterado, gracias a la fuerza de las pinceladas de azules diversos. Algo como unas luces celestes se vislumbran sin más grande claridad y se fusionan con la atmósfera.

En la franja inferior, el trigal está dividido por tres caminos de tierra. Estos caminos son ramificaciones de lo que se ve un sendero unificado, y se abren como una pata de gallina. Entre ellos, de la misma manera que el cuadro previo, se forman dos “v”. En esos vanos con apariencia de “v”, el trigal hace aparición en tonos amarillos vibrantes interceptados por manchas de castaños, negros y ocres que detallan un cierto caos y dinamismo. Se ve que el viento sopla con fuerza.

De los trigales sale volando una banda de pájaros asociados a los cuervos. Van Gogh ha esquematizado su representación al máximo: los cuervos son solamente sugeridos por trazos negros infantiles. Sobre su trabajo ha gobernado la expresión simbólica por medio del color y los elementos plásticos llevados al mínimo importante.

Biografía de Vincent van Gogh

Autorretrato con sombrero gris, 1887-88, óleo sobre lienzo, 44.0 x 37.5 cm. Paris Winter

Vincent Willem Van Gogh surgió en el año 1853 en los Países Bajos. Creció en el seno de una familia protestante. Su padre, de hecho, era ministro. Vincent recibió el mismo nombre que llevaría su hermano más grande, quien surgió muerto un año antes. El pintor tuvo cinco hermanos: Theo, Cornelius Vincent, Elisabetha Huberta, Anna Cornelia y Wilhelmina Jacoba.

Dejó los estudios a los 15 años y se marchó a trabajar con su tío en una empresa de comercio en todo el mundo de arte. Tras ser despedido y ofrecer algunas otras vueltas, emprendió estudios de teología en Bélgica y trabajó como misionero en las minas de carbón, donde ha compartido con la multitud más humilde.

Tras su fracaso como teólogo, se ocupó por entero a la pintura, pasión vieja que ya había conseguido de manera autodidacta. En 1880 escoge estudiar en la Academia Real de Bellas artes de Bruselas en Bélgica. Su trabajo como artista, no obstante, no fue bien recibido. Con esto, el artista salió herido en el cariño en bastante más de una ocasión.

Soñó con hacer un círculo de artistas, para lo cual alquiló la llamada Casa Amarilla, donde dispuso de una cuarto para recibir a Paul Gauguin. Este accedió, pero al cabo de dos meses las relaciones entre los dos se hicieron complejas. El asunto acabó en la mutilación de parte de la oreja de Vincent. Hasta este día, no se conoce seguramente si fue él quien se autolesionó o si encubría a Gauguin.

El pintor acabó por recluirse voluntariamente en el sanatorio. Fue atendido por el Doctor Paul Gachet. En 1890, el pintor murió de un tiro de escopeta en el pecho, tras dos días de agonía. Van Gogh se inculpó a sí mismo. No obstante, algunos biógrafos creen que se intentó un homicidio accidental causado por dos hermanos cazadores en el bosque donde Van Gogh solía colorear. Esta proposición todavía no posee consenso.

Van Gogh en la civilización popular

Vincent van Gogh marcó una huella tan considerable en la civilización actual que se convirtió en una referencia obligada, ya por su arte, ya por su crónica de genio incomprendido.

Sobre él se hicieron varias películas como El loco del pelo rojo (1956), Vincent: the life and death of Vincent van Gogh (1987), Vincent y yo (1990), Vicent y Theo (1990), Van Gogh (1991), Van Gogh: Painted with Words (2010). Además fué referenciado en películas como Un lobo tras la puerta (1986) o La sonrisa de la Mona Lisa (2003).

Dos proyectos en especial han llamado nuestra atención. Una, la película Los sueños de Akira Korosawa (1990), que le dedica una escena completa al pintor en el contexto de todo el mundo onírico. Puedes observar la escena completa en el siguiente link:

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